“para 1999 los 28 países más desarrollados, con el 15.5% de la población mundial, generaban el 57.4% del PIB y controlaban el 77.6% de las exportaciones de bienes y servicios a escala planetaria. Dentro de estos 28 países los 7 más industrializados, conformados por Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá, con el
11.6% de la población mundial, generaban el 45.8% del PIB y controlaban el 48.9% del comercio. Al otro extremo, 128 de los llamados países en desarrollo, con el 77.7% de la población mundial, generaban el 36.8% del PIB y participaban con tan solo el 18% de las exportaciones
de bienes y servicios”
Durante décadas latino América a sido fuente de materia prima para el imperio norteamericano, materia prima barata por lo demás, asimismo en el plano diplomático, los países sudacas han sido laboratorio de las políticas capitalistas, impulsando dictaduras que consolidaron los modelos neoliberales que hoy en día hace gala $hile, siendo este país un “ ejemplo” en la región, transformándose en la colonia mas prometedora para los intereses políticos y comerciales de estados unidos.
Las economías en crecimiento, que corresponden a gran parte de los países del mundo, pierden cada vez más autonomía al instante de elegir las estrategias de crecimiento a mediano y largo plazo. De ahí que su inserción en los mercados internacionales y, en general, en la división internacional del trabajo, está subordinada a la estrategia económica y geopolítica de las corporaciones transnacionales y de los países de donde son originarias. La inserción de los países menos desarrollados en los mercados internacionales se está dando cada vez más bajo el control directo del capital extranjero, a través de las industrias de ensamble o de insumos importados.
Si bien es cierto que este esquema de inserción utiliza algunos insumos y recursos locales, el valor agregado interno es mínimo y el proceso tecnológico, así como los mercados son controlados por las empresas extranjeras. De esta manera, los sectores claves de la industria local se desarrollan no de acuerdo con las necesidades de cada país o región en desarrollo, sino en concordancia con la estrategia global del capital transnacional.
El resultado es que a medida que las economías en desarrollo logran alguna mejoría de su presencia en los mercados internacionales, se acentúa el grado de control por parte de las empresas transnacionales, no solo en el aspecto económico y tecnológico, sino también en el político.
¿se debe confiar en las buenas intenciones de un país que negocia a punta de amenazas y muerte?, el país que se entromete en conflictos que no le pertenece, solo con el hecho de posicionar su política de matón de barrio.
Obama, premio Nobel de la paz, Piraña presidente de $hile, ¡¿en que mundo estamos viviendo!?, probablemente este juego de poder, desigualdad y muerte, no cese fácilmente, pero de lo que estamos seguro es que los únicos que sufren y seguirán sufriendo los embates del capital, son los pobres de todos los países que son utilizados como vasallos del imperio yanqui en todo el mundo, estableciendo la miseria y desigualdad como simples daños colaterales del esperado proceso de desarrollo económico.
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